· Dirigida por José Luis Garci
· Protagonizada por Gary
Piquer, José Luis García Pérez, Belén López, Víctor Clavijo, Enrique
Villén, Manuela Velasco, Manuela velasco, Macarena Gómez, Manuela
Tejada, Leticia Dolera, Jorge Roelas y la colaboración especial de
Inocencio Arias, Alberto Ruiz Gallardón y Carlos Hipólito.
. Una producción de Nickel Odeon Dos y Dehesilla de Garcinarro
En palabra de su director, José Luis Garci:
"¿Qué es Holmes & Watson. Madrid Days? Pues no sé
decirlo. La verdad es que cada vez sé menos qué rayos es exactamente una
película. Según voy cumpliéndolas, como espectador y como guionista y
director, me desconcierta cómo se te escapan para transformarse en una
cosa distinta a la que tú pensabas que iban a ser. Después de filmadas,
las escenas, los planos, el más pequeño gesto de un actor o el suave e
inocente movimiento de una actriz, boom, de pronto se vuelven furtivos,
extraños.
¿Qué es Holmes & Watson. Madrid Days?
Repito: nunca voy a saberlo. Puedo certificar que la rodé con alegría,
buscando esa sencillez con que escribe Sommerset Maugham, la claridad de
Hawks en Tierra de faraones y la humildad de Zurbarán en
cualquiera de sus pinceladas, pero, claro, ignoro si el placer que yo
sentí se transmitirá al proyectarse un fotograma tras otro. Sí sé ahora,
cuando se cumplen ¡treinta y cinco años! de mi debut como director, que
para enfrentarte con garantías a una película necesitas, sobre todo,
voz (propia, firme), buen oído y sentimiento. Como hace más de una
década que no he pasado revisión médica, no sé, de verdad, si oigo igual
de bien o hablo ya farfullando al modo de los intérpretes del Actor's
Studio.
En cambio, puedo secretearles a lo que a mí me parece que huele Holmes & Watson. Madrid Days:
a café, a Cafés, a Cafés cantantes, a los granos de café cuando los
triturabas en el molinillo; a Music-Hall y a Fin de siglo; a sifón y a
pan de Viena; a Hoteles muy alfombrados y de muebles macizos, con las
habitaciones abarrotadas de vitrinas, grabados y damascos; a aquellas
porras de las verbenas que el churrero iba cortando de una rosca casi
tan grande como la rueda de un carro; a misterio de folletín; a vida
inglesa y a la calle Toledo de Madrid, tan llena de luz; a banquetes de
homenajes y al tabaco de esos cabarets con niebla de madrugada; a
camerinos y a estaciones de ferrocarril; a libros de lance y chimeneas;
también, espero, a algo de amor y amistad.
Es irresponsable pedir que esta aventura llamada Holmes & Watson. Madrid Days,
con un metraje de dos horas y pico, sea joven, ágil, jubilosamente
nostálgica y un poco descuidada; sin embargo, anoche vi una estrella
fugaz, cerré los ojos y le pedí el milagro. Así están las cosas. Por
último, añadir que he pillado a Holmes cansado y como distraído, nada
frecuente en él, y a Watson, aún casado en segundas nupcias, igual de
enamoradizo. Es evidente que los dos tienen un secreto allá al fondo, al
final de esa especie de timidez en la que ambos se escudan. En fin. Dos
tipos irreemplazables. De esos que te hacen un gran bien físico y moral
estar a tu lado."