miércoles, 10 de junio de 2009

El más grande entre los grandes: John Ford


Nacido como John Martin "Jack" Feeney (a pesar de que a menudo dijera que su verdadero nombre Sean Aloysius, con el apellido O'Feeny u O'Fearna; el equivalente Gaélico de Feeney) en Cape Elizabeth, Maine, fue el decimotercer hijo de unos inmigrantes irlandeses (John Augustine Feeney y Barbara "Abbey" Curran). Tras su intento por ingresar en la Marina, se traslada en 1913 a Hollywood para trabajar con su hermano Francis Ford, director, guionista y actor en la Universal Studios. Diez años después, adoptó el seudónimo de Jack Ford que pronto cambiaría por John Ford.

Actor y ayudante de dirección en las películas de su hermano, a partir de 1917 empieza a dirigir sus propios filmes para la Universal, eran western interpretados por el mítico Harry Carey uno de los primeros héroes de oeste americano. Hizo gran número de películas mudas, muchas de ellas de baja calidad, que no han llegado a nuestros días. En 1924, hace su primera gran película, además de su primer éxito importante: El caballo de hierro.

Pero fue con el sonoro cuando John Ford se destapó por completo. Ya en 1935 ganó su primer premio Óscar con El Delator. En toda su carrera obtuvo otros tres más: en 1940, por Las uvas de la ira; 1941, por Qué verde era mi valle (arrebatándoselo a Orson Welles y su Ciudadano Kane); y en 1952, por El hombre tranquilo.

En 1939, explotó de verdad su talento. Dirigió La diligencia, con la que el western adquirió la categoría de género mayor. A partir de ahí, las películas que hizo le convirtieron en una leyenda. Además, fue su primera colaboración importante con John Wayne, su actor fetiche que le acompañaría durante toda su carrera. Muchas veces se ha dicho que el personaje de Wayne era el álter ego de Ford: mejor sería decir que era el prototipo de vaquero que el director irlandés se imaginaba.

Otros actores con los que trabajó fueron: Maureen O'Hara, mujer de gran belleza con carácter fuerte para oponerse a los hombres; James Stewart, Victor McLaglen; Ward Bond, su actor de reparto por excelencia, o Henry Fonda. Se supo rodear de un equipo de grandes especialistas. Entre los guionistas cabe citar a Dudley Nichols (La Dilgencia) o Frank S. Nugent (The quiet man, The Searchers); en la fotografía trabajó con grandes maestros como: Winton C. Hoch (El hombre tranquilo), Gregg Toland (Las uvas de la ira) o Gabriel Figueroa (El fugitivo).

Durante la II Guerra Mundial hizo su servicio en la Marina, rodando varios documentales. Logró el grado de contralmirante. De vuelta, y a partir de 1947, fue productor de la mayoría de sus películas.

A John Ford se le ha acusado de republicano recalcitrante y de racista. Nada más lejano a la realidad, él fue uno de los primeros directores en dar dignidad a los indios y en su faceta política, aunque le gustaba demostrar cierta ambivalencia, el mismo se declaraba demócrata liberal y, sobre todo, soy un rebelde.

John Ford, es después de D. W. Griffith, la imagen del cine americano. Cuando se atrevía a demostrar sus sentimientos, sus películas derrochan una lírica insuperable. Películas de tono épico, sabía conjugar perfectamente el drama con cinceladas de verdadera hilaridad. Fue un maestro del tiempo, un gran director de actores a los que sacaba, a veces cruelmente, sus mejores interpretaciones. Es uno de los directores más reconocidos, como ejemplos decir que el Ford de Francis Ford Coppola es en su honor y que Orson Welles cuando le preguntaron por sus tres directores favoritos respondió: John Ford, John Ford y John Ford.

Ha dirigido más de 60 películas y es de destacar el magnífico tándem que formaba con el actor John Wayne, al que dirigió en 20 largometrajes.

Murió el 31 de agosto de 1973 en Palm Desert a la edad de 79 años. Se dice, según testigos, que sus últimas palabras fueron: "¿Alguien tiene un cigarro?".

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